lunes, 13 de abril de 2009

"El cine de arte está muriendo"

ENTREVISTA A KELLY REICHARDT

La directora norteamericana estuvo presentando una retrospectiva de su obra en el BAFICI.

Por: Diego Lerer

LUGARES E HISTORIAS "WENDY & LUCY", "OLD JOY" Y "RIVER OF GRASS" SON SUS TRES LARGOS.

Su paso por Buenos Aires fue breve, pero dejó secuelas. Los que han podido ver los tres filmes -y los cortos- suyos que el BAFICI presentó en una retrospectiva seguramente no los olvidarán. Ella se llama Kelly Reichardt y es, hoy por hoy, la directora más celebrada y reconocida mundialmente del cine independiente norteamericano.

Reichardt hizo un primer largo, River of Grass, en 1994, y luego se dedicó a la enseñanza e hizo cortos hasta poder financiar su segundo largo, Old Joy (2006). El premiado filme se caracterizaba por una apuesta hacia la contemplación centrando su historia en dos amigos que emprenden un viaje. Su más reciente filme, Wendy & Lucy, fue aún más premiado. Lanzado en Cannes 2008, tiene como protagonista a Michelle Williams (la que fuera mujer de Heath Ledger), como una joven que decide dejar todo e irse, con su perro, a vivir a Alaska.

Antes de volver al norte de Nueva York, donde vive y enseña, habló con Clarín acerca de su cine y sus influencias. "Enseño cine en la universidad así que me es difícil saber bien qué me influencia -dice-. De los norteamericanos me gustan desde Monte Hellman y Todd Haynes hasta Nicholas Ray, pero tal vez mi influencia mayor sea Abbas Kiarostami. De su cine me gusta cómo mezcla actores con gente real, la atención que le presta al sonido y su búsqueda del naturalismo".

El cine norteamericano hace mucho hincapié en el diálogo. Tus películas, en cambio, apuestan más a la contemplación, respetan los silencios...

En mis clases, trato de que los alumnos se acostumbren a narrar visualmente y no se apoyen en diálogos. Creo que mucho cine independiente, el llamado mumblecore por ejemplo, depende mucho de los diálogos. Yo trato de alejarme de eso. Cuando escribo guiones me interesan más los detalles de los lugares que las historias. Los personajes son muy internos y tienen que hacer físico lo que les pasa, no ponerlo en palabras. Y cuando hablan no lo hacen para dar información.

Otra cosa llamativa es la extensión de las escenas, los planos largos, alejados del corte habitual, cada vez más rápido, del cine de Hollywood...

La verdad es que no veo muchas películas nuevas. Trato de salir y hacer otras cosas. Las que veo tienen que ver con lo que me gusta. Cosas como Killer of Sheep, de Charles Burnett, que relanzaron el año pasado. Y me gustaron mucho Luz silenciosa, de Carlos Reygadas, y Liverpool, de Lisandro Alonso. Me gustan todos sus filmes. Y sino, vuelvo a Ray, Kiarostami, Fassbinder. Cuando viajo y estoy en un hotel, pongo un poco la tele y ahí es donde noto cómo cambió la forma de narrar.

¿Cómo surgió "Wendy & Lucy"?

Con Jonathan (Raymond, su coguionista) pensamos la historia después de la reelección de Bush. A eso se sumó lo del huracán Katrina y ver la cantidad de gente que quedaba marginada, fuera del sistema, cayéndose del mapa. La brecha entre ricos y pobres era más grande que nunca. Wendy es una chica que se da cuenta que no tiene oportunidades y sale a buscar algo mejor. Pero sin el beneficio de la educación, posición social o dinero, no puede avanzar. Hay una mitología en mi país que es la de ir al Oeste para triunfar y queríamos mostrar que no siempre es tan así.

Reichardt admite que, cuando terminó la película, tenía la sensación de que no había quedado bien. "De hecho, ni siquiera sabía si iba a ser un largo", dice. Y se sorprendió cuando fue elegida para Cannes, apareció en muchas listas de mejores filmes del año y, más aún, cuando se mantuvo nueve semanas en cartel en una sala neoyorquina. "Mis expectativas eran bajas -confiesa-. Pensé que iba a durar dos"


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