jueves, 26 de julio de 2007

Aturdimiento en una mente

Día 1



Mamá, entiendo que me iba mal en el cole y tuviste que enviarme a un profe particular para poder sacar todas las materias en diciembre. Pero ese profe me trata de una manera extraña, no se que le pasa. No confío y no quiero ir más.



Hija, entiendo lo que te pasa, es una sensación muy normal y común. Es por estar en una casa ajena, olores diferentes, muebles distintos, costumbres ajenas a las tuyas. Ya cuando vayas más seguido te vas a ir acostumbrando.



Mamá, prometo estudiar por mi cuenta.



Hija, son sólo 5 semanas, después vas a disfrutar de las vacaciones.



Mamá, no saldré tanto con mis amigas, me quedo a estudiar.



Hija, escuchame bien... que vayas a un profe particular no quiere decir q seas burra, es sólo que has jugado todo el año en vez de prestar atención. Ahora, anda a hacer la tarea que te dieron y no me hagas renegar más que cuando se llegan a los límites es mejor quedarse ahí que pasarlos, ¿o queres una penitencia?



Día 2



Mamá...



Hija, hija, ¿que pasa? ¿por qué lloras?



(llorando) Mamá, me violaste.



Hija, ¿cómo es eso? ¿me querés explicar que pasa?



(llorando) ¡¡¡Salí de acá, no me toqués!!!



Hija, ¡estas sangrando!





Carta de la hija a la madre:



Mamá:

Después de aquel día mi vida cambió. Veo a mi alrededor con desprecio, me resulta difícil tener un novio. Pero claro, no es tu culpa. ¿cómo ibas a saber lo que yo intentaba decirte? pero bueno, así es la vida.

Me huebiese gustado haber pasado unas bellas vacaciones y haber terminado el colegio perdiendo mi virginidad con Gastón en mi viaje de estudios, uno que me gustaba mucho. Las cosas no se pudieron dar como uno las pintaba, todo por ese querido profesor particular; quien iba supuestamente a educarme para el futuro, quien iba a poner un grano de arena para construirme un lindo futuro. Hizo lo contrario, ¿no? mamá, querida mamá...
Mamá, madre querida, te escribo para contarte mi situación hoy día. La verdad es que me enojé mucho con vos aquella vez, pues te creía totalmente culpable del hecho, pero ahora que soy mayor me doy cuenta que no percibias absolutamente nada con lo que ocurrió. Y bueno, nada. Lamento haberte dejado de esa manera, pero sentí que no podía verte nunca más. Ojalá pudiera ahora abrasarte, todo lo que nesecito es un abrazo de alguien que realmente me quiera. Pareciera que todos quieren sexo conmigo o yo soy la enferma. No lo se. Por ahi veo parejas de la mano muy felices y pienso en pobre mujer. ¿Seré lesbiana mamá? Mamá, ayudame.
Mami, estoy sufriendo, vengan a buscarme, salvenme y sáquenme de aquí que no se nadar.
Quizá la solución sea mi silencio. Dejar un silencio que aturda. O quizá no aturda... como no se nadar.
Madre, ojalá pudiera prestarte mi cabeza un minuto, un segundo quizá.
Chau.
Tu hija.

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