viernes, 23 de noviembre de 2007

Ella es tan bella

¡¡En este día tan hermoso que me he levantado!! ¡¡Gracias al fenómeno que me dio este día tan hermoso!! ¡¡Hermoso por tener a la hermosa princesa aquí a mi lado!! ¡¡Jajaja!! ¡¡Gracias!! ¡JAJA!. Ella es tan bella, amorosa, dulce, liiiiiinda, ¡calentita!, suuaaavvveee, Díos mío no puedo creer en tener a esta mujer, ¿Por qué a mí?, por Dios…
La veo pasar de un lado a otro. Yo aquí en la cama con mi fiaca de cada mañana, para verla a ella correr de una esquina a otra del dormitorio como una loquilla, como un loro exaltado que no para de hablar y hablar, de mover y mover esos labios tan perfectos y suaves, que tiran hacia una perdición amorosa sobre blandos colchones blancos con cortinas blancas alrededor. Tan bellas son las palabras que salen raspando esos bellos labios. Su hermosura no me deja prestar atención a las melodías de esa soleada voz, por lo que tal vez se esté quejando de mí y de mis cosas, y yo responderle con aquellas caras bobas enamoradas como cuando se ven a aquellas artes bellas como mi mujer.
Ay amor, hay amor se ha dicho. Es así, una flor.
Sinceramente, no puedo creer esa raza humana. Ese surgimiento tan perfecto, tan caliente y excitante. Tan diferente al hombre… Esas miradas inquietantes que despiertan tu alma, que apuran la corriente de la sangre. Esos peinados futuristas y retros, cortos y largos, artificiales y naturales, etc. Desfilan sobre tu mente hasta clavarte una estaca en el corazón. Mueven sus traseros haciéndote caer en las fantasías y olvidarte del resto de las preocupaciones. Ellas son tan perfectas, perfectas, de lo que se dice perfecto. Pero que hermosas que son, tanto, que nos vuelven estúpidos.
Abrazarte, tocarte una vez más. Pero no me da bola y sigue su rumbo disfrazándose para ir al trabajo.
40 años más tarde:
Que vieja chota, siempre quejándose. Esas arrugas que desarman mi mirada en mil pedazos. Y cada vez que la miro me dice que me mire al espejo. Pues somos dos viejos chotos y no hay vuelta atrás. Pero la hemos pasado bien… y también ahora, pero es otra cosa a cuando apenas nos mudamos juntos. Allí, estaba conociendo la vida, el mundo y los pasos siguientes hasta llegar a esta vejez para conocer o buscar mi mejor despedida del mundo, mientras que antes buscaba mi mejor camino espiritual sentimental hasta llegar a hoy día. Dos almas ambulantes por el espacio humanitario entre la paz y el amor eterno de toda una eternidad desmantelada por gracia, fricciones, luchas, besos, sexo, risas, abrazos, puteadas, quejas, amor, juegos, descansos, etc. etc.

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